El gobierno chino ha demolido una iglesia evangélica en la provincia de Henan después de que los miembros se negaron a permitir que el edificio fuera utilizado por el Estado.

La Iglesia de Jesús fue allanada por primera vez en junio, cuando más de 200 congregantes se reunieron para adorar. Mientras la iglesia estaba ahí, 60 funcionarios del gobierno irrumpieron en medio de la oscuridad después de cortar el suministro eléctrico.

El director de la Oficina de Asuntos Religiosos, que encabezaba la redada, acusó a la iglesia de participar en una "recaudación ilegal de fondos" y, como resultado, declaró que era un edificio ilegal. Inmediatamente ordenó a los líderes de la iglesia que organizaran el cierre del edificio para que pudiera convertirse en un hogar de ancianos.

La iglesia se negó.

Entonces, la acción liderada por el gobierno se intensificó.

El vigilante de persecución, Bitter Winter declaró lo siguiente:

“Después de la redada, la policía frecuentemente vigiló y grabó servicios en la iglesia desde su entrada. Lo que los creyentes no sabían era que el gobierno estaba planeando una ofensiva encubierta.

Alrededor de las 3 de la madrugada del 26 de julio, casi 1,000 personas de varios departamentos del condado se reunieron en una escuela cercana, preparándose para una operación para demoler por la fuerza la iglesia. Según las fuentes que estuvieron presentes en la reunión, a los agentes de policía se les ordenó sacar a todos los creyentes de la iglesia, sin importar cuántos estarían presentes. Para evitar que se filtre información, a nadie dentro de la iglesia se le permitió tomar fotos o hacer llamadas telefónicas”.

Tan pronto como se dieron todas las órdenes, el grupo de 1,000 personas fue a la iglesia. Todas las intersecciones que conducen a la iglesia fueron acordonadas, los agentes irrumpieron en el interior y comenzaron a arrastrar a los feligreses que vigilaban la iglesia. Dos creyentes ancianos resultaron heridos en el proceso; una fue llevada al hospital porque su presión sanguínea se disparó por el estrés.

Entonces, comenzó la demolición. Las imágenes de la escena muestran el enorme edificio aplastado por maquinaria pesada:

La iglesia valía alrededor de $ 1.4 millones. A pesar de que se dejaron numerosos artículos y pertenencias valiosas de miembros de la iglesia dentro del edificio, las autoridades continuaron demoliendo el sitio. Luego quitaron todos los escombros y sentaron un nuevo terreno, sin dejar absolutamente ningún rastro del edificio de la iglesia; era como si nunca hubiera existido.

Las autoridades no se detuvieron allí. Según Bitter Winter, en agosto, ocho líderes conectados con la iglesia y 13 feligreses fueron acusados ​​de cometer "detención ilegal".

Un miembro de la iglesia le dijo al vigilante de persecución que la acción del gobierno fue similar a la fuerza brutal exhibida en la Plaza Tiananmen. "El PCCh acusó a estudiantes universitarios de disturbios y usó tanques para aplastar a muchos de ellos", señalaron los creyentes. "El Partido Comunista recurrirá a todos los medios posibles para lograr sus objetivos".