Más de 100 cristianos iraquíes que viven en el área de Detroit enfrentan una suspensión temporal de deportación.

El juez federal Mark Goldsmith está retrasando su deportación durante 14 días para que pueda decidir si su tribunal tiene jurisdicción en su caso.

Los cristianos temen la tortura e incluso la muerte si regresan a Irak, una preocupación que Goldsmith reconoció.

“El posible daño físico supera con creces cualquier interés concebible que el gobierno pueda tener en la ejecución inmediata de las órdenes de expulsión antes de que este tribunal pueda aclarar si tiene jurisdicción para conceder alivio a los peticionarios sobre el fondo de sus reclamaciones".

El Departamento de Justicia ha argumentado que los cristianos, muchos de los cuales han vivido en Estados Unidos por décadas, deben hacer su caso en la corte de inmigración y no en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos. Pero la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) dijo que un juez de inmigración podría no ser capaz de escuchar sus casos antes de la deportación.

"El tribunal tomó una acción de salvamento al impedir que nuestros clientes fueran inmediatamente enviados de regreso a Irak", dijo Lee Gelernt, subdirector del Proyecto de Derechos de Inmigrantes de la ACLU. "Deberían tener la oportunidad de demostrar que sus vidas están en peligro si son forzadas a regresar".

El Departamento de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) arrestó a 114 iraquíes en Detroit a principios de este mes. La mayoría son cristianos caldeos, pero algunos son musulmanes chiítas. ICE dijo que todos tienen convicciones criminales de algún tipo.

Cynthia Barah, de 18 años, dijo que su padre Moayad, uno de los detenidos, fue condenado por posesión de marihuana hace décadas y enfrenta violencia si vuelve a Irak.

"Mi papá es cristiano y Donald Trump lo está enviando a un lugar que no es seguro", dijo.

Irak acordó recientemente recibir a ciudadanos iraquíes que los Estados Unidos deportan.