Caminar por las calles de Chicapa de Castro requiere mucha imaginación.

Esa es la única forma de imaginar cómo se veía este pequeño pueblo en el sur de México antes de que el terremoto de una magnitud de 8,2 destruyera tantos hogares.

Vicenta Díaz estaba en su cama cuando se dio el terremoto y su rápida respuesta salvó su vida cuando varios ladrillos cayeron sobre su cama.

"Yo estaba durmiendo cuando sentí el terremoto y salí corriendo de la casa tan rápido como pude, escuchamos un ruido y cuando volví vi que las rocas habían roto mi cama, podría estar muerta", dijo.

Ahora, sobrevivientes como Díaz están buscando ayuda.

"Estoy buscando agua para beber, porque los pozos están vacíos y estamos enfermos, pero aún no la hemos encontrado", dijo Virginia Aquino.

Arcela Lopes dijo: "Estamos tristes, necesitamos ayuda, los niños no tienen comida, no tenemos nada, dormimos bajo un árbol".

"Salimos de casa a las siete para buscar algo de comida para nuestros hijos, pero aún no hemos encontrado nada, pero seguiremos buscando", dijo Nicolas López.

El hogar de la familia no parece dañado a primera vista, pero al inspeccionar más de cerca la viga de piedra principal está agrietada e inestable. Es fácil entender por qué no quieren entrar.

La familia está esperando la ayuda del gobierno para reconstruir su hogar, pero mientras tanto hay más necesidades inmediatas.

"Todos tenemos problemas para encontrar comida, porque no hay trabajo, todo está paralizado", dijo Nicolas.

CBN México llegó a la comunidad para instalar un comedor y así, darle de comer a las víctimas del terremoto.

Nicoás, Arcela y sus hijos vinieron también.

"Estoy muy agradecido por esta comida que llegó justo a tiempo para mis hijos", dijo Nicolas.

Para ellos, la ayuda es más que la comida, es también el apoyo espiritual.

"También sienten mi tristeza, muchas gracias, no tengo palabras para expresar mi gratitud", dijo Arcela.