Es un país que redescubrió sus raíces cristianas, cerró sus fronteras a los migrantes ilegales y reescribió su constitución para proteger la familia y a los no nacidos. Pero, los líderes europeos no están felices por el renacimiento cristiano de Hungría.
En una época donde la mayor parte de Europa es atea, hay un país donde el cristianismo no solo se mantiene, sino que prospera.
Imagine un gobierno abiertamente cristiano, que cree que los valores cristianos deben ser defendidos; y que desea proteger e incluso sustentar a la familia. Bienvenido a Hungría.
La nueva constitución de Hungría dice que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, y la vida inicia en la fecundación. Además, incluye la frase: “Dios bendiga a los húngaros”. La Iglesia Fe, con 300 sedes, es la iglesia pentecostal más grande de Europa, con 70 mil asistentes.
El gobierno húngaro tomó el rol de proteger el cristianismo, incluso estableció una oficina para ayudar cristianos perseguidos del mundo.
Cuando CBN News informó sobre la amenaza de Suecia de deportar a la actriz Aideen Strandsson a Irán, donde ciertamente enfrentaría prisión y tortura, solo una nación se levantó para ofrecerle asilo: Hungría.
El gobierno húngaro dice: “aceptar cristianos perseguidos es nuestro deber moral y constitucional”.
“Hungría desea proteger los valores europeos, los valores judeo-cristianos europeos”, dice Istvan Pocza, analista político.
El analista político húngaro, Istvan Pocza, dice que Hungría ha vuelto a sus raíces como un bastión del cristianismo, con más de mil años de antigüedad, a pesar de casi 200 años de ocupación musulmán-otomana y el dominio soviético comunista, después de la Segunda Guerra Mundial.
“Debes mantener tus tradiciones y legados. El legado de Europa es uno cristiano, no necesariamente en una forma religiosa, pero definitivamente en forma cultural”, comenta Zoltan Kovacs, vocero del primer ministro.
Y es esta creencia la que tiene al país en discusión con la Unión Europea sobre la migración. Orban acusa la Unión Europea de intentar islamizar el continente. Además, Bruselas se enojó cuando Hungría construyó una cerca para mantener fuera a los migrantes ilegales.
La Unión Europea se molestó porque Viktor Orban básicamente le dijo a Bruselas que no se metiera en el tema de abrir las fronteras. Hungría ha visto el terrorismo y el caos causado por la migración en Europa Occidental, por lo que dice: “aquí no”.
La Unión Europea incluso ha ido a la corte para obligar a Hungría, a República Checa y a Polonia a recibir migrantes. Orban acusa a Bruselas de “chantaje”.
“Asegurar las fronteras para detener migración ilegal es una solución y es la única forma de reestablecer la ley y el orden en las fronteras con la Unión Europea, y no al revés”, comenta Zoltan Kovacs.
Kovacs dice que importa el hecho de que la mayoría de migrantes que intenta ingresar al país son musulmanes. Asegura que las naciones de Europa Occidental pagan un alto precio al pretender que el islam no importa.
“Hemos vivido con el islam y cerca del islam durante siglos, en el pasado. Lo conocemos. Por eso, sí importa quién ha entrado y en qué forma vienen las personas”, precisa Kovacs.
Los medios occidentales a veces muestran a Orban como una versión de Vladimir Putin; un tirano no democrático. De hecho, en una cumbre de la Unión Europea de 2015, se dice que el presidente de la Comisión Europea saludó a Orban diciendo: “Hola, dictador”.
Lo cierto es que Hungría no es una dictadura. Pero, los críticos de Orban lo acusan de corrupción y de usar instrumentos gubernamentales contra sus oponentes políticos, incluso en la reciente campaña contra el billonario, George Soros.
“Lo que vemos hoy en Hungría es el uso despiadado del dinero público, del dinero de los impuestos para formular mensajes pro-gobierno”, dice Tamás Lattmann, del Instituto de Relaciones Internacionales.
“Desde 2008, el gobierno húngaro, dirigido por Viktor Orban, continuamente debilita el sistema de controles y contrapesos y las instituciones democráticas”, comenta Bulcsú Hunyadi, del Instituto de investigación y consultoría de normas políticas.
Pero, Orban, cuyos críticos acuerdan que es un político brillante, no tiene un rival serio y seguro se mantendrá en el poder. Eso significa que la posición de Hungría ante la Unión Europea sobre los migrantes podría empeorar.
Sin embargo, también significa que el país seguirá con un gobierno que cree que vale la pena proteger al cristianismo.