Cuando Israel celebró el cincuentenario de la unificación de Jerusalén, tanto el primer ministro Benjamín Netanyahu como el presidente Reuven Rivlin hicieron un llamamiento al mundo.

Su petición es que los países que tienen buena relación con el Estado judío trasladen sus embajadas de Tel Aviv a Jerusalén, demostrando reconocimiento a la ciudad como la capital israelí.

Ellos habían esperado que los presidentes se pronunciaran, pero sólo Donald Trump se manifestó, diciendo que lo hará, pero no ahora.

En Brasil, inmerso en una gran crisis política, el asunto no tuvo gran repercusión, aunque se sabe que Israel cuenta con varios partidarios en el Congreso, que desean ver que los lazos históricos entre los dos países se fortalezcan.

Sin embargo, el presidente Michel Temer viene optando por dar continuidad a la filosofía del Partido de los Trabajadores y quedarse al lado del lobby islámico. Brasil ha votado contra Israel en varias instancias en la ONU, y sus organizaciones afiliadas como UNESCO y OMS.

Ahora el silencio se ha quebrado. En un pronunciamiento en la Cámara de Diputados, el diputado Victorio Galli tomó una iniciativa inédita en el país. Pidió abiertamente que Brasil cambie su embajada a Jerusalén y revise su política exterior. Este es un hito en la relación de ambos países.

"Brasil se aleja de Israel y se acerca a anticristianos globales", advirtió. En su discurso, el parlamentario lamentó los votos de los representantes brasileños en contra de Israel.

Recordando la participación decisiva del embajador brasileño Osvaldo Aranha en la conducción de la asamblea de la ONU en 1947, que posibilitó la formación del Estado moderno de Israel, Galli llamó la atención sobre el historial de buenas relaciones entre los dos países.

"Cambiemos la embajada a Jerusalén y paremos de intentar deslegitimar el Estado de Israel y su capital ... es hora de volver a dar ejemplo al mundo", aseveró.

Finalizó pidiendo que el ministro de Relaciones Exteriores, Aloysio Nunes, justifique esos votos. Es sabido que en otras ocasiones, el primer ministro brasileño hizo discursos favorables a Israel, pero su postura ha sido, en la práctica, marcada por el antisemitismo que él condena.

Hasta el momento ni el Palacio del Planalto ni el Ministerio de Relaciones Exteriores se pronunciaron sobre la petición del diputado.