El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió este jueves no trasladar la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
Durante su campaña, Trump prometió trasladar la Embajada de los Estados Unidos a Jerusalén, emocionando a los israelíes y a muchos votantes cristianos pro-Israel.
"Nadie debería considerar este paso como un retroceso del fuerte apoyo del Presidente a Israel y a la alianza entre Estados Unidos e Israel", dijo la Casa Blanca en un comunicado.
La declaración deja claro que el presidente tomó la decisión porque tiene la intención de seguir adelante con los planes para las negociaciones de paz entre Israel y Palestina.
"El Presidente Trump tomó esta decisión para maximizar las posibilidades de negociar con éxito un acuerdo entre Israel y los palestinos, cumpliendo su solemne obligación de defender los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos", dijo el comunicado.
"Pero, como ha declarado reiteradamente su intención de mover la embajada, la cuestión no es si ese movimiento ocurre, pero sólo cuando", continuó.
La oficina del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu emitió una declaración expresando su decepción por la decisión.
"La posición consistente de Israel es que la embajada de Estados Unidos, al igual que las embajadas de todos los países con los que tenemos relaciones diplomáticas, debería estar en Jerusalén, nuestra capital eterna. Mantener las embajadas fuera de la capital impulsa la paz más lejos ayudando a mantener viva la fantasía palestina, que el pueblo judío y el estado judío no tenga conexión con Jerusalén", dijo el comunicado.
"A pesar de que Israel está decepcionado de que la embajada no se mueva en este momento, apreciamos la expresión de hoy de la amistad del presidente Trump con Israel y su compromiso de trasladar la embajada en el futuro".
Muchos esperaban que el presidente anunciara su decisión de trasladar la embajada durante su reciente visita. Ahora ha hecho como sus predecesores, los ex presidentes Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton y George H.W. Bush, posponiendo la decisión por otros seis meses.
Durante más de dos décadas, la Ley de Embajada de Jerusalén de 1995, que estipula que la embajada será trasladada a Jerusalén, ha sido rechazada.
La renuncia casi siempre se justifica sobre la base de complicar aún más el proceso de paz entre Israel y la Autoridad Palestina, que advierte activamente contra tal medida.
Aunque Trump le gustaría cumplir su promesa de campaña, parece haber optado por el aplazamiento para evitar la condena de las naciones árabes y otros aliados occidentales.
En un evento del Día de Jerusalén la semana pasada, el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, dijo al presidente Trump: "... estamos agradecidos y decimos una vez más que queremos ver la transferencia de la embajada a Jerusalén".