Después de 200 años, el sitio que muchos consideran la tumba de Jesús, recibe una renovación importante, gracias a un acuerdo inusual entre los líderes religiosos que cuidan la Iglesia del Santo Sepulcro.

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En el corazón del barrio cristiano de Jerusalén está la Iglesia Santo Sepulcro. Es el lugar donde muchos creen que Jesús fue crucificado, enterrado y resucitado de entre los muertos. Miles de peregrinos visitan el templo cada año.

El emperador romano Constantino construyó la iglesia hace más de 1.600 años. Durante siglos, ha soportado terremotos, ha sido destruida por musulmanes y reconstruida muchas veces.

La última reparación se dio en 1810, al edículo o mausoleo.

“Después del terremoto de 1927, había daños alrededor del edículo e incluso en el edículo mismo”, dijo Said Rabieh, guía turístico.

No pasó nada en ese entonces, porque, según el guía turístico, las iglesias Griega Ortodoxa, Católica y Armenia Ortodoxa, las cuales son responsables del mantenimiento, no podían ponerse de acuerdo sobre las reparaciones.

“Siempre hay algún tipo de competencia entre las distintas denominaciones, quienes tienen el honor de orar en tal lugar o hablar más o servir en el lugar santo”, comenta Rabieh.

Ahora que los líderes han puesto a un lado su competitividad, Antonia Moropoulou dirigirá el proyecto de la restauración.

“Quitaremos las tablas de mármol, las losas de piedra. Colocaremos pasta de yeso para homogenizar la estructura compleja, la cual es roca santa… Eso significa que desarrollamos una estructura unificada, donde todas las capas serán como una y luego, la reparación tendrá cemento y hormigón nuevo. Reajustaremos las tablas de piedra con tornillos de titanio”, comenta Moropoulou.

La restauración prestará atención a los pequeños detalles.

“Empezamos con un método y luego, podremos continuar con otro. Así, tenemos una superficie muy limpia, como puede ver aquí, se puede ver la diferencia entre las dos superficies”, indica Theodor Mavridis, curador griego.

Las tres denominaciones y el rey Abdalá de Jordania pagarán más de 3 millones de dólares por el trabajo, a completarse en marzo 2017.

Las reparaciones más grandes ocurrirán de noche para que las visitas no se vean perturbadas. Para quienes laboran en el proyecto, esto es más que un trabajo.

“Estoy muy emocionado porque soy cristiano ortodoxo y para nosotros este es el lugar más grandioso. Trabajo en Grecia con monumentos como este, pero esto es un trabajo muy especial. No creo hacer algo más grande que esto”, concluye Vasyleyos Zafeylys, ingeniero civil.

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