La campaña evangelística poder para transformar sigue dando de qué hablar. Miles de cubanos ya han entregado su vida a Cristo, inclusive muchos han sido rescatados de la muerte física.

Eduardo sentía cómo el corazón se le iba marchitando desde que su esposa optó por cruzar el Estrecho de la Florida como parte de una red de tráfico humano hacia Estados Unidos.

Solo, en el barrio de su infancia, una idea martillaba su cabeza: la del suicidio. 

"Llegué a mi casa desvastado. No pude dormir. Una persona que oiga voces es porque se está volviendo loco. Trate de buscar ayuda en los babalawos pero nunca me pudieron atender. Y decidí acabar con mi vida. Me iba a ahorcar. Eso me decía la vocecita: ¡ahórcate!, ¡ahórcate!", contó.

Unos días antes, había llegado al sitio donde acostumbraba a apostar ilegalmente, y encontró a unos hombres que no estaban allí por la misma razón que él. Los acompañantes de Eduardo, negaron el ofrecimiento de los recién llegados: un libro de testimonios de cubanos reedificados por su fe. Eduardo, por el contrario, extendió una mano, y llevo el libro con él a la casa.

"Era de noche, ya había marcado la mata en que me iba a ahorcar. Y entonces salí a terminar con mi vida", narró.

Antes de salir, Eduardo encontró el libro. Sintió el olor a papel recién impreso mientras lo hojeaba.

"Y encontré la dirección de aquí en una tarjetica. Y yo me dije: ‘Voy a hacer el último intento’. Vine aquí a buscar ayuda con algún pastor o alguien, para que me aconsejara, por la voz que me decía que me matara. La Iglesia estaba toda alumbrada. Toqué. Me salió un hermano de la iglesia. Nada más entré a la iglesia llorando como un niño", concluyó.

El libro del que habla Eduardo y que, según él, lo llevó a encontrar el camino para cambiar su vida, fue “Poder para Transformar”.

El volumen es parte de una campaña evangelística de igual nombre que abarcó los meses de febrero y marzo, enfocándose en la ciudad de La Habana, a través de acciones en los campos cultural, deportivo y de atención social.

Poder para transformar, así, se convirtió en el evento de su tipo más grande en la historia reciente de la isla, desde que en 1999 ocurriera la Celebración Evangélica Cubana.

La iniciativa sumó los esfuerzos de docenas de denominaciones y logró alcanzar, de acuerdo con cifras de los organizadores, a 55 mil cubanos, que, como Eduardo, esperan transformar sus vidas.