Argentina: ACIERA firma convenio para trabajar con el Ministerio de Seguridad que reconoce el trabajo de la iglesia evangélica con presos
Fotografía proporcionada por ACIERA
La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) firmó recientemente un Convenio Marco de Colaboración con el Ministerio de Seguridad de la Nación, mediante el cual permitirá actividades y proyectos orientados a promover la integración social de las personas privadas de la libertad, personas que se encuentran transitando alguna modalidad a la pena privativa de la libertad, los liberados y familiares directos y convivientes.
El convenio fue suscrito por el presidente de la Alianza, pastor Christian Hooft, y por la directora nacional de Reinserción Social dependiente de la Subsecretaría de Asuntos Penitenciarios, la Dra. Felicitas Beccar Varela.
Asimismo asistieron de forma virtual desde distintas provincias el pastor Jorge Gómez, director ejecutivo de la Alianza (desde Mendoza), Carlota López, titular del grupo de Abogados de ACIERA desde Rosario, Daniel Gutiérrez del Consejo de Pastores de Jujuy, Olinto Barboza del Consejo Pastoral de Misiones, Pedro Santillán de la Asociación de Pastores Unidos de Santiago del Estero, Carlos Coca, titular del Consejo Pastoral de Salta (Coppasal), Héctor Núñez, de la mesa de Consejos Pastorales de Neuquén, y Roberto Torres, de la Federación Nacional de Iglesias de Dios y Filadelfia y otros de la misma fe, entre otros.
Por su parte, el presidente de ACIERA, Christian Hooft ante la firma histórica de este primer convenio expresó “El desafío es enorme. El servicio penitenciario tiene 11500 personas internas, privadas de la libertad, más 2000 personas que están en lugares temporarios como alcaidías o cárceles sobre todo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es un desafío enorme porque son más de 1000 personas por año que retornan su libertad, ya sea por otorgarse la libertad condicional o porque cumplieron la pena o por diferentes razones”.
Luego añadió “Nosotros hablamos más de inserción que de reinserción, porque cuando uno habla de reinsertar habla uno de algo que tenía, pero la gente que está privada de su libertad no tenía nada. O sea, si hablamos de reinsertar en educación, no tuvo educación, si hablamos de trabajo, nunca tuvo trabajo. Si hablamos de familia, tampoco tuvo familia”.
Posteriormente, el pastor puso en valor la importancia de este acuerdo, al decir “entonces si podemos junto con la Dirección Nacional de Reinserción Social ayudar a que se creen vínculos laborales, contención fraterna y sobre todo apoyo en la fe, estaremos colaborando en el proceso de transformación de cada persona. Hoy tenemos aquí presente gente que está trabajando en estos programas y el hecho de que haya una comunidad dispuesta a aceptarlos y decirles: “tenés una oportunidad, un espacio, gente que cree que podés salir adelante, y que Dios hace esa obra no pensando en lo que fue, sino con una esperanza de futuro y que viene de creer que hay una oportunidad de salir y que podés ser una persona diferente, dejar la vida del delito atrás, podés dejar las drogas”.
"No hay nada más esperanzador que te digan que Cristo te saca de esa situación y te da una nueva vida. Necesitamos que la sociedad civil se involucre. No se soluciona el problema mandando a alguien a la cárcel, y cumpliendo una condena por determinados años. La persona no desaparece, sigue existiendo. Sigue siendo el mismo ser humano que ingresó. Si no se hace un trabajo realmente efectivo, ¿cómo sale? Igual o peor. Este trabajo serio de reinserción es un momento histórico porque la iglesia lleva años trabajando en las cárceles. Nunca firmamos un convenio como Alianza de Iglesias Evangélicas oficialmente con el Estado para trabajar. Para nosotros es un reconocimiento trascendente, una alegría inmensa la firma de este acuerdo”, afirmó el pastor en un comunicado de ACIERA.
La Dra. Felicitas Beccar Varela, funcionaria del Ministerio de Seguridad, agradeció el trabajo que la iglesia evangélica viene realizando desde hace años: “Creo profundamente en la misión que ustedes llevan adelante y para nosotros es una gran red y es un gran soporte en nuestra tarea desde el Estado que a veces también tiene sus falencias y también tiene sus complicaciones, y que si no fuera por las organizaciones como ustedes quedaría bastante trunco. Estoy convencida de lo que estamos haciendo hoy con ustedes, sabemos del trabajo que se hace en las cárceles y luego cómo al salir, los cobijan, los contienen. Estoy más que agradecida por la firma de este convenio y estoy a disposición de seguir trabajando y aprender de ustedes no solo de lo que hacen adentro de los complejos y lo que hacen desde la fe, la convicción y el camino para recuperar a las personas. Gracias por la oportunidad de ser parte de este camino”, expresó la funcionaria.
Con la rúbrica de este acuerdo entre ACIERA y el Ministerio de Seguridad, las acciones y proyectos que se implementen serán materia de instrumentación específica mediante actas complementarias en las cuales se establecerán objetivos concretos, planes de trabajo, plazos para su ejecución, recursos humanos, técnicos y financieros, así como cualquier otro aporte necesario y las especificaciones que el plan o proyecto requieran.
El encuentro se llevó a cabo en el salón principal de la Alianza, en el barrio porteño de Villa Urquiza, donde los firmantes estuvieron acompañados por miembros del Consejo Directivo Nacional de ACIERA: los pastores Graciela Giménez, quien estará a cargo de la coordinación y ejecución del convenio, David Sensini, Alberto Rey, Norberto Saracco y Roberto Vilaseca. También por los titulares de Consejos pastorales, David Vilches de Merlo, Gabriel Coria de San Francisco Solano, y referentes vinculados a los distintos ministerios que vienen trabajando hace décadas en las cárceles del país: como los pastores Daniel Tejeda con parte de su equipo, el pastor Daniel Ruffinatti (SACDEM), y otros como el Ejército de Salvación y la Asociación Evangélica de Asambleas Bíblicas.
El presente Convenio Marco comienza a regir a partir de su suscripción y tendrá una vigencia de dos años renovándose automáticamente por otro período igual a su vencimiento y así sucesivamente, a menos que una de las partes notifique fehacientemente a la otra su voluntad de rescindirlo con una anticipación no menor a treinta días.