La zona noroeste de Estados Unidos es reconocida por su falta de afiliación religiosa. Sin embargo, una iglesia en Seattle, Washington, parece haber encontrado la manera de alcanzar a la comunidad.

Hace siete años el futuro parecía muy oscuro para la Iglesia Westminster Community, una congregación de 92 años ubicada en Seattle, Washington.

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“Empezamos a decaer de forma alocada. De hecho, publiqué que nuestra fecha de cierre sería en noviembre de 2011 si no hacíamos algo diferente”, dice Verlon Fosner, pastor principal de Iglesia Westminster Community.

Entre más crecía la ciudad, más cambiaba la gente.

“El 90% de Seattle está muy secularizada en su visión mundial”, indica Fosner.

Los miembros de Westminster entendieron que debían ajustarse al cambio para alcanzar a esta gente.

“Entonces, si vamos a seguir en el negocio, debemos aprender cómo llevar a los no creyentes al cielo de forma que deseen ir”, comenta Fosner.

Luego de varios intentos fallidos, los líderes decidieron usar una táctica de tiempos bíblicos.

“En los primeros 300 años la iglesia realmente era una iglesia para cenar. Una vez que nos apropiamos de eso pensamos, si todo lo demás ha fallado, intentemos esto”, dice Fosner.

El pastor principal, Verlon Fosner, dice que solo tomó 6 semanas para que las cenas comunitarias marcaran una diferencia.

"Solo nos inundaron. Empezaron a invitar a sus amigos diciendo: Esta es una cena familiar para la vecindad. Todos queremos ser vecinos y ahora, tenemos un lugar para esta cena familiar y la iglesia lo provee todo. Hablan sobre Jesús y en realidad es interesante, no muy religioso y muy inspirador para nosotros”, relata Fosner.

Cada noche, cenas comunitarias abre sus puertas en alguna parte de Seattle e invita las personas a comer juntas, escuchando sobre las buenas nuevas del amor de Dios.

“Lo único que escucho constantemente es sobre la paz de la habitación. La gente viene y va y hay una paz aquí, me siento en paz", dice Brendan Perko, de Pike Market.

Brendan Perko ayudó a compartir el Evangelio en su comunidad al empezar el local Pike Market hace tres años. Él ve la mesa como una herramienta muy eficaz para el discipulado.

“Una señora que ha estado con nosotros 2 o 3 meses siempre dice, bueno, no soy cristiana, soy budista, no conozco y yo no sé nada de todo esto, pero lo que sí sé, es que cuando vengo aquí me siento alentada, y me siento amada", dice Perko.

Brendan hizo una de sus primeras conexiones con Tulela, un hombre que conoció en la calle.

"Algunos días vengo aquí y realmente no siento ganas de estarlo, y Brendan me guía y ora por mí. Es por eso que sigo viniendo aquí, porque me ayuda a salir adelante. Esta gente ha cambiado mi vida”, expresa Tulela.

En una ciudad que no se conoce por su fe, las cenas comunitarias podrían ayudar a cambiar esa percepción. Se planea establecer 20 nuevos locales, uno para cada aldea alrededor de Seattle.

La idea está tomando auge. El modelo ha obtenido la atención de otros pastores del país y se ha comprobado que es un modelo de iglesia económicamente sostenible.

“1.600 dólares por mes y puedes abrir una cena comunitaria para unas 150 personas por semana. Así que el dinero no es realmente un obstáculo, pues no es costoso”, comenta Fosner.

Y ahora ofrecen viviendas accesibles y asistencia laboral como parte del servicio.

“Coman juntos, incluyan al pobre, al extraño y recuérdenme. Hablen sobre mí. ¿Qué mejor discipulado hay, que sentarse a la mesa para hablar sobre Cristo cada semana?”, dice Fosner.

Verlon y su equipo responden al llamado de Jesús de alimentar a sus ovejas, probando que solo se requiere un poco para alcanzar mucha gente.

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