Crédito de la foto: ABC News

Unas hermanas que fueron separadas hace mucho tiempo en Nebraska acaban de experimentar la reunión de su vida, créalo o no fue por el COVID-19.

Bev Boro, de 53 años, había estado buscando a su hermana mayor durante años, pero solo tenía su apellido.

Luego, durante un día de trabajo de rutina en el centro de rehabilitación, vio un nombre en una pizarra que le llamó la atención.

Doris Crippen, su hermana de 73 años acababa de ser ingresada para recuperarse después de caerse y romperse el brazo. Ella había estado luchando contra COVID-19 durante 30 días, por lo que su cuerpo estaba débil y frágil.

"Le dije, es tu padre Wendall Hoffman y ella dijo 'ese es mi papá'. Me señalé a mí misma sabiendo que ella tenía problemas de audición y le dije que él también era el mío", explicó Boro mientras sostenía la mano de su hermana.

"Ella dijo: 'Soy tu hermana, Bev' y literalmente me levanté de la silla y comencé a llorar", comentó Crippen. "Es una sensación feliz. Han pasado 53 años desde que la vi cuando era un bebé".

Las hermanas dicen que hubo cinco hermanos, todos separados y adoptados por diferentes familias hace más de 50 años.

Las hermanas acordaron que encontrarnos era inesperado, pero una dulce sorpresa.

"Me perdí su vida y ella se perdió la mía, pero nos encontramos. Fue la bendición del Señor que me enviaran aquí, porque si no me enviaran aquí, nunca la habría encontrado a ella ni al resto de la familia, mis hermanos y mis hermanas", concluyó Crippen.