El 7 de octubre, día en que los terroristas de Hamás comenzaron sus ataques a lo largo de la frontera de Gaza, Jimmy Pacheko fue tomado como rehén. Tras más de 50 días como prisionero de Hamás, por fin está en casa y comparte su historia de supervivencia y su gratitud a Dios por su libertad.
"Cuando me sacaron de casa, no esperaba que me perdonaran porque fui testigo de cómo mataban sin piedad a mi jefe", explica.
Jimmy vivía en un kibutz donde cuidaba a un anciano que fue asesinado inmediatamente por Hamás. En una entrevista exclusiva, Jimmy habló de su angustiosa experiencia.
"Oí disparos desde otra casa. Envié un mensaje a mi esposa, que estaba en Filipinas, para que cuidara de nuestros hijos. Hamás me preguntó si era soldado. Pusieron un fusil en automático y dispararon junto a mi oreja hasta que se agotó la munición. Después, oí un zumbido en los oídos. Cuando escaseaban las provisiones, sólo nos daban un pan de pita para todo el día. Pero no me lo comía de una sentada. Sólo cogía un pellizco cada vez que tenía hambre", cuenta.
"Con el paso del tiempo, el agua se volvió salada. Me preocupé porque tenía antecedentes de enfermedad renal. Cuando necesitaba defecar, me daban un trozo de papel higiénico. No lo usaba. Lo escondía en el bolsillo para comérmelo. Para mí era comida. Cogía el papel higiénico y lo mojaba en las paredes húmedas. Estábamos a unos 40 metros bajo tierra, así que hacía frío y había condensación en las paredes. Cuando el papel se humedecía lo suficiente, me lo comía. Me llenaba el estómago y me quitaba la sed", cuenta Jimmy a CBN.
"También me encargaron que limpiara siete retretes. Dije que estaba bien porque el olor empeoraría. Durante la primera y la segunda semana, estuve en una pequeña prisión con un retrete a mi lado. No dejaba de pensar y preguntarme: "¿Por qué me capturarían?" Me estaba volviendo loco. ¿Por qué me capturarían si yo no les había hecho nada?".
A pesar de las horribles condiciones, Jimmy no perdió su voluntad de sobrevivir.
"Saqué fuerzas para mis hijos. Tuve fuerzas para comer papel higiénico porque necesitaba sobrevivir por mis hijos. Supliqué a Dios porque tenía 12 años cuando murió mi padre. Oré: 'Por favor, no me hagas esto. Por favor, déjame vivir. Aunque me quede aquí 10 años, déjame vivir'", explicó.
Tras aproximadamente un mes y medio de cautiverio, Jimmy fue incluido en el primer grupo de rehenes liberados por Hamás.
"Nos dijeron que saldríamos del túnel donde estábamos cautivos. Fue entonces cuando empecé a llorar. Cuando vi el sol por primera vez y salí del túnel, simplemente me arrodillé y di gracias al Señor porque volví a ver el sol y respiré aire fresco”.
"Mi fuerza vino del Señor, y por mis hijos. Ahora soy más maduro y fuerte en muchos aspectos. Quiero quedarme aquí y seguir trabajando, incluso después de lo que me hicieron. Quiero mantener a mi familia porque no quiero que mis hijos pasen las penurias que yo pasé cuando era niño. Y quiero dar las gracias a todos por sus oraciones".
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