La excavación en la calle Sultan Suleiman en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Crédito de la foto: Yoli Schwartz, Autoridad de Antigüedades de Israel.
JERUSALÉN (Israel) - La Autoridad Israelí de Antigüedades (AIA) ha descubierto un foso fuera de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén que data de hace al menos 1.000 años. El foso fue excavado en la roca que rodea la ciudad. En un lugar de la pared del foso había una inusual huella tallada de una mano.
Los arqueólogos estaban excavando a lo largo de la calle Sultán Suleimán, una de las avenidas más transitadas del este de Jerusalén, cuando Zubair Adawi, director de excavaciones del IAA, descubrió el foso bajo la calle.
"La gente no sabe que esta concurrida calle está construida directamente sobre un enorme foso, un enorme canal excavado en la roca, de al menos (33 pies) de ancho y entre (6,5 y 23 pies) de profundidad", dijo Adawi. "El foso que rodea las puertas de la Ciudad Vieja data de hace unos mil años, del siglo X (d.C.) o antes, y su función era impedir que el enemigo que asediaba Jerusalén se acercara a las murallas e irrumpiera en la ciudad", añadió.
Adawi explicó que en los castillos y fortificaciones europeos abundan los fosos llenos de agua, "pero este foso estaba seco, y su anchura y profundidad suponían un obstáculo que frenaba al ejército atacante".
Curiosamente, las hermosas murallas que rodean actualmente la Ciudad Vieja, construidas por el sultán turco otomano Solimán el Magnífico en el siglo XVI, no son tan robustas como las antiguas protecciones de la ciudad en la Edad Media, durante la época de las Cruzadas. El Dr. Amit Re'em, director regional del IAA en Jerusalén, señaló: "Las primeras murallas de fortificación que rodeaban la antigua ciudad de Jerusalén eran mucho más fuertes".
Re'em explicó: "En la época de las batallas entre caballeros, las espadas, las flechas y las cargas de caballería, las fortificaciones de Jerusalén eran formidables y complejas, y comprendían muros y elementos para contener a los grandes ejércitos que asaltaban la ciudad". Y continuó: "Los ejércitos que intentaban capturar la ciudad en la Edad Media, tenían que cruzar el profundo foso y detrás de él dos gruesos muros de fortificación adicionales, mientras los defensores de la ciudad en las murallas hacían llover sobre ellos fuego y azufre".
En cuanto a la misteriosa huella de una mano grabada en la pared del foso, los arqueólogos no están seguros de su significado. "¿Simboliza algo? ¿Apunta a un elemento cercano específico? ¿O es sólo una travesura local?". Los investigadores dicen: "El tiempo lo dirá".
El director del IAA, Eli Escuzido, afirma en un comunicado: "Muchos soñaron y lucharon por Jerusalén, y las fortificaciones de la ciudad son un testimonio silencioso. Los hallazgos arqueológicos nos permiten visualizar los dramáticos acontecimientos y las convulsiones que sufrió la ciudad. Uno puede imaginarse realmente el tumulto y casi oler el humo de la batalla. Estamos desentrañando a diario la intensa historia militar de la ciudad, y haremos grandes esfuerzos para exponer los hallazgos al gran público.